jueves, 17 de abril de 2014

DE LUZ Y SOMBRA...

Cada siglo se repite una historia similar: Una princesa se enamora de un sensible guerrero...en esa ocasión la princesa decidió darle el más valioso de todos los regalos...la libertad...cuan doloroso fue verlo partir; sin embargo, ella sólo mostraba una sonrisa, un bellísimo antifaz diurno que ante la multitud la convertía en un ser lleno de vana frivolidad.   Al ocultarse el Sol, la princesa se convertía en un ente triste y obscuro cubierto por las lágrimas más amargas...y así pasaban días vacíos y largas noches embebidas de una terrible ansiedad.   La princesa se encontraba harta de llorar y sobretodo harta de fingir a la luz diurna, por lo que decidió hacer un conjuro con su única compañera: la Luna.  Si nunca pararía de llorar, deseaba que su sufrimiento no fuera en vano.   Le pidió a la Luna que cada lágrima derramada se convirtiera en un momento de dicha para su amado guerrero.  La princesa lloraba copiosamente durante la noche, constatando durante el día que el guerrero era inmensamente feliz.  Lloró durante días, meses, años y así sus días estaban llenos de la distante felicidad del guerrero y sus noches llenas de lágrimas maravillosas. Todo era bello...hasta los deseos de ella se cumplían mágicamente ¡¡¡el llanto era una fuente inagotable de dicha para ambos!!! Pero una noche ocurrió lo impensable: la princesa no pudo llorar más...no había explicación alguna...seguía amando al guerrero...deseaba su dicha más que nada en el mundo...sin embargo las lágrimas se habían agotado.    Aterrorizada observó como el Sol calcinaba al guerrero sin que ni ella ni su magia nocturna lo pudieran impedir, quedando de él sólo una estela dorada que impulsada por el viento se fundió estrechamente con los rayos solares...de ahora en adelante ni más risas ni más lágrimas sólo la ferviente esperanza de encontrarlo en otro Universo...

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